Un ánsar, en vuelo, guía mi camino.
Llevo caparazón de corcho que mitiga mi paso.
Tengo alma de grulla itinerante
que retorna a hacerse fuerte en la dehesa.
Mis pensamientos, mis sueños, mi cabeza,
igual que las aves encuentran su destino;
Entre encinares, el cobijo prometido,
el espíritu que protege sus ramajes
.
Y siempre vuelvo a ti y a tus piedras añejas…
Al extremo del Duero
los brezos y las escobas me esperan.
A tomillo y jara huelen mis pensamientos
Saben mis sueños a migas y a cerezas
Adornan mi cabeza, valles florecidos
Forja mi espíritu, el aceite y el olivo.
De aguas cristalinas, mi alma llena
De pimentón y vino, mi coraje
a tamboriles y flautas, mi voz suena
De temple y vetones, mi linaje.