Eres como un cosquilleo; mucho más.
Eres como un leve resplandor; mucho más.
Eres la pasión, el tormento, la sorpresa y el deseo.
Eres lo que quería y no quería querer,
lo que tengo y no tengo, lo que adoro.
Eres como un día de verano; mucho más. Sin prisas, despacio.
Eres como un día de invierno; mucho más, calmado cobijo,
lo que siempre he soñado, he tenido y no he tocado.
Llegas cuando casi ya te había perdido y me escondes en tu abismo,
me enloqueces, me turbas, me tocas… mucho más.
Llegas cuando casi ya te había olvidado;
Voluntaria, me envuelves, haces tuyos mis pensamientos.
Eres la calma, eres el relámpago, eres el aire y la sequia,
el llanto y, a veces, la mano que me guía.
Llegas y me calmas, me despiertas,
duermo luego en ti porque sin ti, nada
porque ahora y desde siempre has sido todo,
pero el tiempo lo ocultó y tú…
me enseñas sin tapujos, sin recelos, sin más…miedo.
Eres porque me he hecho contigo,
porque no me quedo si no estás y si estoy, estás conmigo.
Eres porque soy yo, porque te amo y te castigo
porque me dueles y con una mirada me calmas,
me apagas y me enciendes, mi llama, mi aliento.
Llegas y me tienes siempre,
porque yo soy tuya una, mil, y siempre,
tuya, dispuesta a que me enredes.
Llegas y me aprietas cuando me sentía libre,
y lo soy entre tu cárcel de placeres donde me alimentas.
Eres tú, mucho más; eres vida.
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