jueves, 28 de julio de 2011

Una reflexión

Siempre he creído que la sabiduría y el saber son una obligación para el hombre, que es el hombre el que debe, con su condición racional, gestionar y utilizar el conocimiento para su felicidad y el beneficio de otros, y si se quiere, el suyo propio. El saber al que me refiero no sólo abarca aquellas consideraciones  que llevan a la pedantería, no sólo me refiero a las letras, artes y ciencias…los conocimientos y el saber abarcan muchos campos: leer un libro, ver cine, saber valorar un cuadro; sí, pero también, escuchar a los demás, saber cuándo se ha de plantar una flor, cocinar una rica comida para los seres queridos. Creo que el que sabe escuchar, aprende; aprende de los demás al entender que el mundo no sólo tiene una única visión, pero también aprende al escucharse: nos olvidamos que es necesario estar con uno mismo, de vez en cuando, guardarse un rato, en silencio, para entendernos a nosotros, porque estoy convencida, de que muchas de las palabras sin sentido que usamos en vez del silencio, parten del desconocimiento que nos tenemos a nosotros mismos. El ser humano, soy optimista, tiene una capacidad maravillosa de darse al otro, pero no sabe escuchar y ni expresar sus verdaderos sentimientos. Hay mucha cobardía a sincerarse con uno mismo, pensamos que es mejor, pecar de gracioso, que pecar de listo, que es mejor, ser orgulloso, que quedar expuestos ante los demás. Todos tenemos algo que decir, siempre, y es cierto, que es mejor el silencio que las palabras necias, aunque, a veces, de las palabras necias también se aprende. Creo que el silencio debe ser el primer paso para expresarnos; se nos ha olvidado reflexionar y la importancia, que, en ocasiones y sin quererlo, tienen las palabras. No quiero pecar de prepotente, y respeto todas las opiniones, no me parece mal que la gente, con sentido del humor, gaste bromas, se ría… en fin, la vida es demasiado amarga como para tomársela tan en serio; pero tenemos que ser conscientes de que cuando uno escribe o habla, lo hace porque el otro está escuchando, lo hace porque sin el otro, las palabras no tendrían sentido alguno, por eso creo, que todos debemos ser críticos con nosotros mismos y entender que son nuestras palabras, las que pueden mover el mundo hacía un lado u otro; aunque el blog parezca un mero entretenimiento sin transcendencia, no podemos saber quién está al otro lado, y cómo influirá en ellos nuestras opiniones.

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