lunes, 14 de noviembre de 2011

Ser y estar.


Estoy en mil lugares y de ninguno soy. Paso como el viento, arrasando la calma y apaciguando tempestades;  mas no permanezco al tiempo. Sólo soy de un sitio al que me agarro para no perderme, al que vuelvo siempre para encontrarme, para que los verbos ser y estar se reconcilien. Allí estoy y soy al mismo tiempo, allí, en un paraíso cercano donde no se finge y se es quién eres, allí en aquel lugar que me abraza y me cobija con su calidez perpetua y el suave frio que calma el calor más sofocante.
                He querido ser y no estar; tantas veces como he amado, he querido ser, pero sólo he estado. Y me he esforzado por encontrar un nuevo sitio en el que ser, en crear una nueva esencia de mi misma, completada por otro que le dé valor e importancia a la insignificancia mísera de mi propia esencia en la inmensidad de tantos entes. Y aunque a veces he creído formar parte de un nuevo lugar, inventado y realizado a medida para mí, un lugar que no sea allí, un lugar aquí, he encontrado que quedan cosas por decir, que el alma se resiente al dejarse doblegar del todo, que el corazón ha estado dispuesto tantas veces a ser, que ahora se conforma con estar. Porque los demás sólo han estado cuando yo he querido ser, porque mi alma ha aprendido que es mucha renuncia darse y mostrarse del todo , aunque lo sigue intentando, no consigue otra alma que la quiera escuchar, que la vea tal cual es, que encuentre de, un solo golpe de vista, toda su existencia. Aunque entre tanto juego verbal de nuestro precioso idioma he comprendido la importancia del estar. Sólo se es de un sitio al que todos volvemos cuando otros seres ya no nos dejan estar. Queremos ser pero estamos porque los seres no pueden dejar de ser lo que son para convertirse en otra cosa. La almas son difíciles de mostrar porque no están, sólo son y estando, somos, sin darnos cuenta, parte también del otro, aunque el otro no quiera ser y no se muestre del todo. Estoy  en el mundo y sé quién soy.   ¿ Es suficiente?

4 comentarios:

  1. Me gusta y creo que te entiendo ,un abrazo.

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  2. Creo que esto se lo debes a Jesus el profe de Filosofia.

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  3. A veces no me entiendo ni yo, pero si llega un poquito, me vale. Gracias

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  4. A toda la gente que pasa por nuestras vidas les debemos algo. Ahora que lo dices, veo en mí el reflejo de la gente de la que he aprendido, y desde luego, de Jesús, el profe de filosofía, bastante. Besitos.

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