domingo, 16 de octubre de 2011

Me conformo.

Conformismo: Práctica de quien fácilmente se adapta a cualquier circunstancia de carácter público o privado.
Conforme: Satisfecho, feliz, resignado.
Resignación: Conformidad, tolerancia y paciencia en las adversidades.
Mi vida está bien. Trabajo en una empresa, desde hace 9 años, que no ha notado demasiado la crisis. Tengo contrato indefinido y estoy contratada por lo que estudié. No soy mileurista; aunque a mí me parece un sueldo normalito, comparado con la situación actual, no está mal. Vivo de alquiler, no tengo grandes deudas, ni coche, ni hijos. No tengo hipoteca, ni letras que pagar. No viajo tanto como quisiera, pero mis vacaciones siempre me llevan a coger un avión. Tengo pareja estable, amigos que me quieren y a los que quiero, mi gente está bien de salud y yo también. Muy de vez en cuando, puedo darme algún capricho. Tengo unos padres maravillosos que me apoyan y ayudan siempre; una familia política muy buena con la que me llevo fenomenal. Tengo para comer, para vestirme, para divertirme algo…en fin, quejarme sería demasiado egoísta por mi parte, mi vida está bien. Estoy conforme, resignada, que por mucho que diga el diccionario, no sé si es lo mismo que estar satisfecha y feliz. Lo siento por los que están peor que yo, sé que hay muchos…voy a quejarme. Me siento apática, no me gusta para nada la palabra resignada. He visto a mis padres luchar cada día y los he escuchado decir y decirme, igual que a mis mejores amigos: - No te conformes. Para mí, quería otros atributos, el conformismo, tal y como lo veo, me parece incompatible con la idea que tenía para mi vida, años atrás. Es cierto que esta palabra también lleva implícito, un matiz de adaptabilidad, con el que sí me identifico, ya que, en general, me considero una persona capaz de disfrutar con lo que la vida me va dando. En lo que no estoy de acuerdo es en que la vida nos dé nada; más bien pienso, que la vida está esperando a darte lo que cada uno sea capaz de conseguir. Me veo dentro de un sector de la población que critico: mi generación, españolitos de a pie, de 30 y pico, nacidos con la Democracia y el Estado del Bienestar, formados en universidades que probaban nuevos planes de estudio. Dicen que no lo hemos tenido fácil, pero yo no lo creo, me parece que lo hemos tenido demasiado fácil y que tenían demasiado expectativas con nosotros. Y nosotros, formados, lectores, conocedores de la música, el teatro, los viajes, los idiomas y la informática… hemos ido creciendo a la sombra de nuestros padres, empeñados en que fuéramos licenciados, en colocarnos como funcionarios, en asegurarnos un buen sueldo fijo y comprarnos una casa. Pusieron en nosotros la responsabilidad de hacer lo que ellos no pudieron, lo tuvieron más difícil que nosotros, pero consiguieron mucho más. Mi padre nunca estudió una carrera universitaria pero siempre tuvo un sueldo infinitamente más alto que el mío, para poder pagarme la carrera, los caprichos, las salidas nocturnas y viajes que él nunca tuvo. Mi madre nunca trabajó fuera de casa, antes de casarse sí, para tenerme la ropa lista, la comida hecha, para que yo saliera, me divirtiera con 20 y pico, cosa que ella nunca hizo, porque ya era madre. Los dos, me escuchaban y aconsejaban, me escuchan y me aconsejan, sobre novios, viajes, trabajo, diversiones que ellos nunca tuvieron para que yo pudiera tenerlos. Tienen casa propia, negocio propio, coches propios que yo todavía no tengo, a pesar del esfuerzo que han hecho… pero tengo una vida mucho más cómoda de la que ellos tuvieron; una vida mucho más cómoda, pero no sé si más feliz. Hemos crecido con la esperanza de que podíamos hacer algo grande, de que teníamos a nuestro servicio el mundo entero. Pero no insertaron en nuestro ánimo, ni nuestros padres, ni “papito Estado”, que algo podría ir mal, que nuestros sueldos no iban a ser tan buenos como pensábamos, que una crisis se acercaba acechando nuestros altos sueños; no, no nos animaron a emprender nuestras propias empresas, nos animaron a tener sueldos fijos, a ser funcionarios estables y aburridos, a tener un pisito, un cochecito, algún viaje y un status social acorde a nuestra formación, a vivir de cara al escaparate social, a fingir que nuestra vida es genial, (no hay nada más que mirar las fotos del facebook)… Tengo un trabajo estable de lo mío, trabajo que no me gusta nada, que me hace sentir frustrada y, a veces, absurda malgastando mi inteligencia, sé que podría dar mucho más, sé que podría tener algo mucho mejor por el mismo sueldo… ¿pero cómo voy a dejar algo fijo en estos tiempos que corren? Después de todo, no está tan mal. (Me digo a mí misma, con mi habitual conformismo) No quiero posesiones, ahora con lo de esta famosa crisis, me siento totalmente afortunada de que la hipoteca no me asfixie, no quiero casarme, ni tener hijos aún. Pero por la presión social,  que hasta hace un tiempo me agobiaba, parecía que era propio de mi edad tener ya alguna posesión, plantearme la descendencia, un estatus más aceptable. Lo único que quiero es tener una vida acorde a mis expectativas que no eran, ni nunca ha sido lo que ha marcado para mí la sociedad, no quiero ser una conformista amorfa en un mundo de apariencias; pero ahora mismo, lo soy y no me gusta. No quiero que mi vida esté bien, quiero que mi vida sea excelente. Conozco gente que ha roto con todo y con todos, con una vida que les agobiaba, con una rutina tortuosa. Estaban conformes, resignados, metidos en un círculo de bienestar aparente, pero estaban grises, apagados, opacos, dejándose llevar por un ritmo que no era suyo. Rompieron con el escaparate que les envolvía y ahora están llenos de color, felices, satisfechos, menos cómodos, sí, pero llenos del fulgor que da disfrutar de la vida. Me quejo porque no hago más que caminar al son que mi entorno me va marcando y porque no tengo el valor suficiente como para romper con todo lo que no me gusta, porque me da miedo  perder mi sutil estabilidad. Me conformo pero no estoy satisfecha…y quiero estarlo de una vez. Veo españoles por el mundo, y me lleno de envidia… veo reportajes de viajes  y me quiero hacer fotógrafa del National Geographic, estudiar piano, plantar un huerto, hacer mi propio pan, preparar cenas y fiestas en mi jardín de ensueño para mis amigos, de mil lugares distintos del mundo. Bucear en aguas del mar Rojo o el Caribe, montar en globo, perseguir una tormenta, pintar cuadros, nadar con delfines, emborracharme en la noche de Berlín, vivir una temporada en el Soho de New York, componer canciones a guitarra, comprarme un telescopio para mirar las estrellas, escribir libros, irme de cooperante a África, crear una asociación cultural que anime a los jóvenes en mi pequeño pueblo, navegar en barco, crear un programa revolucionario que ayude a mejorar alguna enfermedad, abrir un restaurante, hacer el amor en mil lugares diferentes del mundo, recorrer Europa en tren, hacer un crucero fluvial por Francia, montar una empresita cualquiera relacionada con lo que me gusta. Disfrutar de la naturaleza, del mar, de mi familia todo lo que pueda, ser feliz, no conformarme. Pensareis que tengo unos sueños un tanto idealistas, que soy una inmadura… pero estas son las cosas que realmente quiero hacer. No sé si seré valiente y me quedaré apaciguada en mi tranquila vida bien de conformismo. Sé que algunos compartís sueños conmigo aunque no lo digáis, aunque no os atreváis a soñar porque vuestra estabilidad cómoda os lo impide; yo soy una más pero me gustaría luchar por conseguir que mi vida sea como yo quiero y romper  con fuerza mi círculo de conformismo. ¿Por qué no? Ya os iré contando…

2 comentarios:

  1. Qué feliz me hace saber de otros que comparten mis ideales. Ojalá las presiones culturales no lleguen a presionarte hasta perder tus ideales.
    Siempre habrá quienes te critique porque para la mayoría de la gente es preferible poner el ojo en la vida de los otros antes que enfrentar su propia historia, muchas veces, la que no eligieron, pero "había que hacerlo"

    ResponderEliminar
  2. Qué feliz me hace saber de otros que comparten mis ideales. Ojalá las presiones culturales no lleguen a presionarte hasta perder tus ideales.
    Siempre habrá quienes te critique porque para la mayoría de la gente es preferible poner el ojo en la vida de los otros antes que enfrentar su propia historia, muchas veces, la que no eligieron, pero "había que hacerlo"

    ResponderEliminar